martes, 11 de enero de 2011

14. hadas


Hola amig@s:

¿Pero donde vas con ese “peaso” mochilón? - A ver, ¿me dejas que le tome el peso? - ¿Y que coño es lo que llevas aquí dentro, el paracaídas? - ¿Pero por qué coges el trípode si no te va a hacer falta? - Todavía no te he visto usar las tonterías esas con las que cargas siempre - ¿Pero donde vas a estas horas, con el calor que hace? - (o mejor todavía) Mira que el niño, con lo bien que se está en la cama… Estas y otras preguntas y comentarios son los que suelen usar muchas personas a modo de bombardeo interrogatorio cuando me ven cargar con las cosas para ir a hacer fotos al campo. Y yo me pregunto: ¿de verdad me hace falta todo esto? Supongamos que voy a hacerle fotos a una pareja de abejarucos. ¿Qué me hace falta? Como mínimo una cámara, un objetivo, un trípode y el chozo. Pero, ¿Y si se me estropea la cámara que llevo? ¿Y si necesito más tarjetas? ¿Y si quiero hacerle fotos al hide que he montado ese día? ¿Y si al llegar al sitio no tengo otra opción que cambiar de planes porque no puedo montar nada? (porque no me aceptan los bichos, porque hay gente, por lo que sea) ¿Y si al final de la tarde, cuando levanto la sesión, me encuentro con un paisaje espectacular o un bichillo con un macro “que te cagas”? ¿Y si necesito un filtro? ¿Y como llevo todo eso en la moto? Es cierto que en una sola salida no lo voy a necesitar todo, pero también es cierto que tengo pocos artilugios raros que se cuelen en el fondo de la mochila por no usarlos. Ahora vamos a hacerle fotos a un aguilucho cenizo. Nos despertamos a las 10 de la mañana y mientras lo preparamos todo nos metemos en el hide a las 12. ¿Qué puede pasar? Pues que probablemente a estas horas los aguiluchos han cesado ya su actividad. Como seguramente al entrar en su área de cría estarán sobrevolando la zona, nos ven entrar al hide pero no salir, nada más que por eso ya podemos estar seguros de que ese día vamos a hacer pocas fotos. Y lo peor es que otro día que vean el hide en la zona van a intuir que somos nosotros. Solución: madrugón padre y meternos en el chozo de noche. Seguramente con los primeros rayos del sol tendremos al bicho delante de nosotros… o no (en este caso ya no depende de nosotros). ¿Y que quiero deciros con todo esto? Pues nada en especial. Sólo aclarar ciertas dudas que mucha gente tiene. Quizá esté realmente loco por hacer esto gratis, si es así me encanta estarlo. El sábado por la tarde estaba en la laguna de Zóñar haciendo la foto que os mando hoy. Allí estaba yo, solo, con la famosa mochila, a la hora que tenía que estar, una simple tarde de verano, delante de unos simples flamencos, en una simple laguna, pero disfrutando de lo que me gusta. Aprovechando que la luz me acompañaba para ello, cerré el diafragma para poder usar una velocidad de obturación baja y así poder difuminar el vuelo de los flamencos contra el fondo del agua, dando así sensación de velocidad. Es un tipo de fotografía muy impredecible, que unas veces nos sale y otras no. Una velocidad de obturación más lenta y nos sale un borrón, una velocidad más rápida y nos sale demasiado nítida; la verdad es que no sabes muy bien lo que te va a salir realmente hasta que no ves bien la foto. Habrá a quien le guste y habrá a quien no le guste. Lo cierto es que el efecto conseguido (cuando se consigue) es, por lo menos para mí, bastante atractivo. En vez de aves, da la sensación de que son cuatro hadas que bajan del cielo. Por eso mismo (bueno, y porque me lo ha pedido) esta foto se la voy a dedicar a mi amiga Hada, espero que te guste, y espero también que sea de vuestro agrado. Un saludo.

Manolín.

* Canon EOS 30D + empuñadura Canon BG-E2
* Tamron 200-500mm f/5-6.3 AF Di LD (IF)
* trípode Manfrotto 190DB con rótula 484 RC2
* 1/20, f/36, ISO 400 (debería haber sido 100), compensada en -0.3 E.V.
* encuadre original

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No se responderá ni un solo comentario ofensivo que no especifique el nombre real completo y todos los apellidos de su autor.