martes, 20 de diciembre de 2011

118. una tirada de tejos a gaia


Hace algunos años ya, cuando yo todavía era un niño, realicé con unos cuantos familiares lo que por aquel entonces era el primer gran viaje de mi vida. Iba a meterme 4 ó 5 horas en un coche para viajar hasta Madrid, a un chalé familiar muy cerca de Guadalajara. No es que sea un viaje especialmente largo, pero en aquellos tiempos, cuando solo salía de mi pueblo de semana en semana para recorrer unos escasos 15 km que me separaban de mi familia en otro pueblo cercano, un viaje de cerca de 500 km supondría algo más que una nueva aventura.

Me esperaba nada menos que una visita a la más caótica pero curiosamente organizada de las urbes, ese estresante puzzle de cemento, ruido, coches y personas de todas las culturas, moviéndose sin rumbo ni fin aparente en todas las direcciones que marca la brújula. Para mí, todo aquello representaba un mundo que nunca antes me había llamado la atención pero que paradójicamente, al saber que de una forma casi errática iba a penetrar en lo más hondo de esa gran selva de cemento y alquitrán, empezó a atraer mi curiosidad de una forma digamos que bastante notable.

Una vez que me vi allí dentro, ciertamente nada me impresionaba, ya que desde la altura de mis ojos no conseguía captar la diferencia que había entre las calles por las que transitábamos y las avenidas de mi cercana Córdoba capital.

Nos metimos en uno de esos edificios altos, no me acuerdo si subimos por el ascensor o por las escaleras, y llegamos a un piso unas cuantas plantas más arriba. Allí saludamos a nuestra familia madrileña, y al cabo de un rato me ausenté porque me corroía la curiosidad por saber qué era lo que se escondía detrás de una de las ventanas que daban al exterior. Quería deleitarme con la que suponía una gran vista de aquella enorme ciudad.

Cuando me asomé a aquella ventana me llevé una de las peores decepciones de toda mi vida. Todo, absolutamente todo, desde mi vertical hasta no más allá de lo que me permitía ver el nada nítido y casi invisible horizonte, era una gran masa de edificios, avenidas, calles, coches y personas del tamaño de pequeños renacuajos. Una gran neblina de humo marrón lo cubría todo hasta una cierta altura. Desde allí el cielo no era azul. El estrés subía desde la calle como una plaga expandida por el calor del estío. Asomé la cabeza por la ventana, y lo que más me llamó la atención fue un fuerte zumbido que llegaba de todas partes. De vez en cuando algún claxon bien camuflado en ese zumbido o la sirena de una ambulancia que no conseguía ver venía a engrosar el número de decibelios que llegaban hasta mis oídos.

Inmediatamente metí de nuevo la cabeza en el interior de aquella “madriguera”, y desde entonces tuve claro que lo que a mí realmente me hacia feliz y me hará feliz, y quería que siguiera representándome durante el resto de mi vida, era vagar de noche por los pequeños y últimos manchones de bosque mediterráneo que quedan en mi pueblo a los que yo llamo selvas, llenarme de polvo y sudor mientras andaba descalzo por algún páramo de esa campiña a la que yo llamo sabana, y meterme con el agua hasta el pecho en las frías aguas de mi Carchena casi natal, la que yo creí durante muchos años, qué años aquellos, mi pequeño Amazonas en miniatura.

sábado, 9 de julio de 2011

117. la agresividad humana


Tal y como dice el título de esta página de nuestro cuaderno de campo, hoy vamos a hablar sobre la agresividad humana, pero desde un punto de vista puramente zoo-antropológico, si es que puede existir esa palabra, y sin olvidarnos en ningún momento de su versión paleo-antropológica, que va por otro lado, basándonos principalmente en algunas observaciones y experimentos que han sido realizados y relatados por algunos importantes naturalistas, antropólogos y etólogos a través de lo que los científicos que estudian a nuestra especie llaman “estudio de conducta comparada”.

¿Y qué es eso? Algo tan simple y a la vez tan complejo como analizar nuestra conducta, nuestra psicología o nuestra “etología humana”, llamadlo como queráis, pero comparándola directamente con la de otros animales que de alguna manera siguen unas pautas conductuales paralelas a las nuestras, sean o no similares a las que rigen nuestro comportamiento.

Para ello, qué mejor ejemplo podemos usar que el de los lobos, las gallinas, los ciervos, las cabras montesas… en definitiva animales sociales como nosotros, todos ellos tan distintos, pero sin embargo tan parecidos en sus códigos del lenguaje y sobre todo en sus respectivas jerarquías, unidos principalmente por una conducta de tipo social en la que todos consiguen convivir juntos pero no revueltos, sin una aparente competencia que cruce sus vidas de alguna forma que no sea la apropiada.

Vamos a explicar esto, pero primero vamos a diferenciar a todos los animales en dos grandes grupos: por un lado los carnívoros, esos depredadores armados de uñas, picos y dientes, que son capaces de matar a cualquier enemigo o presa en solo un momento con la furia que les caracteriza, y por otro lado aquellos animales que no tienen armas diseñadas para matar, que si quisieran eliminar a otro ser de una forma eficaz necesitarían estar una semana picándoles en la espalda o propinarles varias cornadas con el consiguiente riesgo de invertir los papeles que esto acarrearía para ellos.

Estos últimos nunca van a morir en sus enfrentamientos con dichas armas, ya que estas armas están diseñadas para no matar. Por muy fuerte que sus cabezas choquen entre sí, pongamos una pelea de ciervos, cabras o muflones como ejemplo, precisamente esas curiosas y variadas formas y curvas que tienen estas cornamentas son lo que permite que jamás lleguen a clavarse en el cuerpo de su rival, y lo que es más curioso, estos animales siempre esperarán a que su oponente esté de frente, jamás lo atacarán por la espalda, pues eso es lo que la evolución ha escrito en sus cerebros que deben hacer siempre. Y cuando uno de los dos se sienta vencido, solo tendrá que darse la vuelta y marcharse, enterrando desde ese mismo instante el hacha de guerra propio y el de su oponente de una forma inmediata y automática.

Imaginaos ahora dos lobos, fieles representantes del otro gran grupo que os contaba, peleando por acceder a un puesto más alto en su desarrollada jerarquía. En una pelea de carnívoros salvajes armados de dientes, al igual que con el otro grupo y aunque roce lo paradójico, es prácticamente imposible que uno de los dos antagonistas muera como consecuencia de dicho combate, por peligrosas y afiladas que sean las armas de su oponente. Cuando uno de los dos se dé cuenta de que es el más débil en el enfrentamiento y no tiene nada que hacer con su competidor, le bastará solo un gesto, solo una pequeña señal, como por ejemplo ofrecer el cuello al vencedor o bajar la cola y ponerla entre las piernas, para inhibir su ataque y acabar con la pelea inmediatamente, sin ocasionar su muerte entre los cuatro potentes y letales caninos de su rival.

Esta es la forma que ha elegido el sabio camino de la evolución para preservar las especies que pueden hacerse daño entre sí, puesto que si en cada pelea se perdiera la vida de uno de los dos irritados contrincantes, probablemente la mayoría de los animales que en algún momento de su vida van a luchar por una hembra, por un territorio o por acceder a un nivel superior de su jerarquía estarían ya extintas. ¿Y cómo se ha conseguido esto? Pues, como acabamos de ver hace sólo unas líneas, con algo a lo que nosotros le hemos dado el nombre de evolución natural, a través de unos cuantos millones de años de cambios psicogenéticos que se han ido transmitiendo muy poco a poco, con paciencia, de generación en generación.

Durante varias decenas de millones de años, al mismo tiempo que les iban creciendo las cornamentas o los colmillos, según la especie, estos animales iban desarrollando unas pautas de conducta que les impedía usar sus propias armas contra otros compañeros de su misma especie. Pasa algo parecido también con los animales venenosos; ellos saben muy bien que necesitan su veneno para cazar, y como consecuencia directa de ello jamás malgastarían ese veneno mordiendo o picando gratuitamente a cualquier animal, a no ser que se sintieran acosados por alguna presencia o actitud inadecuadas en un momento determinado. Para todo esto que os acabo de contar hace falta mucho tiempo de evolución; recordemos que en términos evolutivos el tiempo pasa muy deprisa, y unos cuantos millones de años apenas representan un único escalón en la gran escalera de la evolución natural.

Vale Manolín, me parece muy bonito, usas muchas palabras técnicas, lo cual te hace aparentar razón, pero yo quiero creerte; explícame ahora qué tiene que ver todo esto con la agresividad humana.

Recordemos por un momento lo del estudio de conducta comparada que os decía al principio. El hombre no posee armas naturales propias. No tiene colmillos desarrollados, no es venenoso, ni siquiera tiene uñas afiladas, por no hablar de su fuerza física, que comparativamente hablando deja bastante que desear. Nuestra especie empezó a usar armas fabricadas con piedras hace quizá medio millón de años. Estas armas no eran suyas, no evolucionaron en su cuerpo. Si hablamos de espadas, nos remontamos a unos 7000 u 8000 años. Y las armas de fuego ya ni las mencionamos, ya que las tenemos en nuestras manos desde hace solamente unas cuantas decenas de años.

Digamos que en el tiempo que llevamos usando armas, evolutivamente hablando no hemos tenido tiempo suficiente para desarrollar paralelamente unas pautas de conducta que nos impidan usar esas armas salidas casi de la nada contra nosotros mismos. En consecuencia directa, no sabemos pelear para llegar a un acuerdo instintivamente, pacíficamente si se puede llamar así, sin hacernos daño, tal y como hacen los animales sociales cada día.

Cuando el hombre propina un puñetazo a un compañero de su propia especie, lo hace seguramente debido a un episodio de odio o rencor fugaz y volátil, a causa quién sabe si de alguna tontería sin importancia. Cuando el hombre apunta a un conejo con una escopeta, lo hace por puro ocio, nunca por instinto, porque su cultura se lo ha enseñado así. Cuando el hombre apunta a un grupo de soldados con el cañón de un tanque que no es ni siquiera de su propiedad, lo hace probablemente guiado por los intereses económicos de un superior que lo está coaccionando a hacer algo que se sale de sus principios morales.

Sin embargo, cuando un guepardo mata a una gacela, lo hace por puro instinto, porque lo tiene escrito en su cerebro y no por una conducta cultural, y además siempre matará a una gacela coja, débil o herida, porque sabe elegir a sus presas y además necesita alimentarse de carne y sólo de carne, y nunca matará más gacelas que las que necesita para sí mismo y su prole. Cuando una víbora hocicuda muerde a un ser humano, cuando un escorpión amarillo inyecta su veneno a una persona, incluso cuando un pigmeo caza un elefante para dar de comer a toda su tribu, lo hacen exclusivamente dentro de unas pautas conductuales que obligan a estos animales a defenderse ante una posible agresión de su bípedo antagonista, o en el caso de los pigmeos o cualquier otra etnia estrechamente vinculada a su medio ambiente, para resolver la necesidad de alimentarse. Dicho sea de paso me parece especialmente curioso, queridos lectores de mi cuaderno de campo, que casi todas las mordeduras de víbora y casi todas las picaduras de escorpión se produzcan en la mano. ¿Analizamos?

jueves, 16 de junio de 2011

116. el sexo en la naturaleza


Como suele ser habitual en casi cualquier especie zoológica que no sea de costumbres gregarias ni suela vivir habitualmente en sociedades o clanes jerarquizados o no, las lagartijas ibéricas (Podarcis hispanica), que casi todo el año han estado viviendo en solitario, antes de que los primeros rayos de sol calienten las piedras del suelo ya se buscan mutuamente como cada primavera para consumar las cópulas y garantizar así la multiplicación generacional de la especie a la que representan.

El notable incremento en la duración de las horas de sol que trae cada año la estación primaveral, conocido entre los científicos y naturalistas como fotoperíodo, modifica provisionalmente el programa mental que gestiona la conducta de estos animales, moviendo a todos los machos de lagartija a buscar urgentemente una compañera reproductora que les permita llevar a cabo las correspondientes paradas nupciales con sus posteriores cópulas, y con ello traer nuevas lagartijas al mundo antes de que el fuerte calor del verano convierta de nuevo la campiña en un tedioso infierno estival.

Las lagartijas ibéricas, cuyo dimorfismo sexual separa claramente a los machos de las hembras, son los más comunes de todos los lacértidos que podemos encontrar por todo el sur peninsular. Prácticamente todos los restaurantes de la naturaleza cuentan con algún plato de lagartija ibérica en su menú, por esto mismo estos animales no tienen más remedio que adaptarse y extremar su productividad prolífica para compensar las bajas en su especie.

Tan pronto como la hembra ponga sus huevos en un lugar seguro y con una apropiada relación entre calor y humedad que garantice una adecuada incubación sin la ayuda del calor de sus padres, los abandonará a su suerte sin tan siquiera preocuparse por ver a los hijos que tan trabajosamente ha engendrado, terminando en este preciso instante su papel de madre, tal como lo hizo su padre justo después de la cópula. En cuanto sus hijos lleguen a la edad adulta, para sus padres no serán más que unos meros competidores sexuales y gastronómicos.

La reproducción, ese milagro de la multiplicación generacional, quizá el principal tabú que existe en el reino humano, en plena naturaleza es sin duda alguna uno de los primeros artículos de la ley fundamental de la supervivencia para cualquiera de los seres vivos que pueblan nuestro planeta.

miércoles, 1 de junio de 2011

115. no sabemos lo que tenemos


Existe un lugar en el centro de Andalucía donde el tiempo se funde con la luz, un entorno en el que la vida salvaje fluye con la misma inercia que mueve al corazón de sus pobladores. En esta película sin guión, donde cualquier error puede cambiar en solo medio segundo el destino de sus protagonistas, los actores se van pasando el papel de unos a otros, cambiando constantemente de predador a presa y de presa a predador; así, día tras día, noche tras noche, las vidas de los distintos seres que pueblan esta parte del mundo se van cruzando mutuamente para matar o morir.

Desde hace miles de años, la especie humana ha ido transformando poco a poco el paisaje de este entorno, introduciendo distintos cultivos como el olivar, la vid o el cereal. Así ha nacido una tierra que nosotros conocemos como campiña, un lugar mágico donde la recia piel de su tierra se encarga de poner color a su abstracto paisaje.

Aquí no existen los fines de semana, de hecho no hay ni un solo día de descanso, ya que hay que comer y dar de comer a los pequeños. Es muy difícil merodear por una tierra como ésta, plagada de depredadores, sin que un par de ojos con alas o garras y unas claras intenciones no actúen de inmediato.

Pero no son los ojos de estos asesinos implacables los únicos que se adueñan de la intimidad de sus víctimas. El objetivo de una cámara que sobresale tímidamente de entre una mezcla más o menos organizada de telas verdes y redes artificiales con forma de hojas también se encarga de saltarse las leyes y violar descaradamente la vida privada de los dueños de la campiña.

En este mundo fuera de las fronteras del asfalto, donde no existe el respeto por la imagen ajena, un equipo fotográfico no demasiado sofisticado y un conocimiento completo de la zona de trabajo y sobre todo de las costumbres de las especies a fotografiar, aparte de una gran dosis de paciencia y perseverancia, son los únicos requisitos que se necesitan para desarrollar con éxito un buen trabajo de espionaje animal.

De vez en cuando se ven rayos sin nubes en mitad de la noche, e incluso a pleno sol, sin ni siquiera haber tormenta; otras veces se oyen unos extraños crujidos que salen de los matorrales, especialmente cuando los animales se mueven o hacen algo. Se trata de los destellos de los flashes y el ruido del obturador de la cámara, que hasta ahora, y al contrario de lo que se suele pensar habitualmente, no parecen causar molestias a la mayoría de las especies salvajes de nuestra fauna.

Día tras día, año tras año, la naturaleza, y no sólo en esta parte del mundo, se está dejando sumergir de forma ya casi irreversible en una serie de cambios que se van notando en todos los aspectos, empezando por la estética del paisaje y terminando, quizá, en los precios de algunos de los productos que vienen de la única empresa del mundo a la intemperie: la Naturaleza.

Deberíamos aprender a cuidar lo poco que nos queda ya. No tiene menos derecho a vivir un cernícalo porque se dedique a matar ratones para comer (los mismos ratones que destrozan las cosechas), ni tampoco un conejito vale más por ser más bonito y parecer un peluche.

Hoy hay naturaleza y hay fotos. Si no se busca un remedio, mañana solo habrá fotos…

domingo, 15 de mayo de 2011

114. la división del trabajo



En estos tiempos que corren, creo que el mero hecho de querer imponer al ser humano un trabajo o una actividad que estén condicionados y separados únicamente por el grupo sexual al que pertenece cada individuo, se está hundiendo ya en lo más profundo de los abismos de nuestra cultura. Creo también que a estas alturas de nuestra propia evolución, sea cultural o biológica, el típico tópico “hombre trabajador, mujer cocinera”, por lo menos en los países económicamente más desarrollados, cada vez lo vemos más como uno de nuestros peores atrasos intraespecíficos, que a duras penas podría conseguir hacernos valer un ápice como personas civilizadas.

No ocurre esto, sin embargo, en el complejo universo de los animales salvajes. En cualquier rama taxonómica que intentemos analizar desde este punto de vista, siempre nos daremos cuenta de que existen unas actividades que sólo desarrollan los machos, otras tareas que son ejecutadas únicamente por las hembras, y otras tantas funciones que se llevan a cabo conjuntamente entre los dos individuos de una misma pareja.

¿Quiere esto decir que en los animales existen pautas conductuales que los incluyan, según el caso, en algún tipo de sexismo? En ningún caso. Entonces, ¿Quién se encarga de gestionar el trabajo de cada miembro de la pareja? ¿En base a qué parámetros toman estas decisiones? Los animales salvajes, como ya sabemos, actúan únicamente de forma instintiva, ya que jamás se someten a la influencia de ningún tipo de intencionalidad, al contrario que lo que suele ocurrir en la especie humana. Los animales llevan varias decenas, y en algunos casos algunos centenares de millones de años, evolucionando tanto física como etológicamente, y nadie tiene que decirle a cada uno lo que tiene que hacer.

Si ponemos un poco de atención, veremos por ejemplo que en los clanes de leones, las hembras, que son más ágiles, dedican una buena parte de su tiempo a la caza, mientras que los machos, más fuertes que ellas, son los encargados de sacrificar su vida si es necesario para defender a sus compañeras de cualquier intrusión en el territorio del clan. En el mundo de las aves, según la especie y poniendo otro ejemplo sobre la mesa, los machos buscan el alimento propio y el de las hembras, que se quedan incubando los huevos en el mismo nido que han construido entre los dos. Más o menos de esta forma es como se gestiona la división del trabajo por sexos en el mundo animal.

Volviendo al hombre, y entendemos como hombre a la especie humana, sea éste macho o hembra, en tiempos ancestrales fue un animal no civilizado, un pre-australopiteco menos inteligente que el actual, que actuaba por puro instinto, sin la influencia de ningún agente externo de tipo cultural que condicionara su propia conducta, exactamente igual que lo ha hecho siempre cualquier animal salvaje del mundo. Antropológicamente hablando, y como mero ejemplo, digamos que se dieron cuenta de que los machos ponían sus vidas en un riesgo menor si se dedicaban a cazar porque físicamente eran más fuertes que sus compañeras, mientras que las hembras, más inteligentes, seguramente cocinarían y transformarían las pieles de los animales en ropajes con mucha más eficacia que los desintelectualizados machos.

Posteriormente a este hecho, la evolución humana, nuestra transformación en animales racionales, e incluso nuestra propia (in)cultura, han terminado inculcándonos una conducta completamente retrógrada donde continuamente confundimos derechos puramente éticos con “obligaciones” (?) culturales, creando un mundo en el que intentamos compatibilizar sin éxito nuestras culturas con los vestigios de nuestros primitivos instintos, perdidos ya en el camino de la evolución.

Ante cualquier posible duda, y con el objeto de evitar todo tipo de malentendidos, en ningún momento la idea de este texto pretende diferenciar o separar a los machos y las hembras de nuestra propia especie y mucho menos justificar cualquier mala conducta derivada del más puro e inútil de los machismos o de los feminismos humanos, sino dar a conocer a través de la más simple, sencilla, y natural etología cuál puede ser el origen de nuestra conducta y cómo la inmensa mayoría de los animales salvajes han aprendido a adaptarse a su nivel físico o intelectual y de esta forma cada sexo, nivel jerárquico o grupo de edad consigue gestionarse sus tareas de la forma más eficaz, eficiente y efectiva posible para su propia especie, sin que en ningún momento sientan la necesidad de que una Consejería de Igualdad y Bienestar Social se tenga que encargar de gestionar el guión de sus vidas desde un despacho con aire acondicionado donde solo se puede ver un montón de papeles aparentemente organizados y una calle con coches y gente desde la ventana, sin haber abierto antes un libro de etología.

domingo, 1 de mayo de 2011

113. camuflaje total


Confundido entre las cañas y la maleza en un punto cualquiera en medio de la campiña, un trozo de madera del suelo entreabre un poco los ojos a plena luz del día para demostrarnos una vez más que no todo es lo que parece.

El chotacabras pardo o cuellirrojo (Caprimulgus ruficollis) es uno de los representantes de nuestra avifauna menos conocidos por la mayoría de las personas de a pie. Tanto es así, que en algunos lugares donde todavía es una especie relativamente abundante, calculo yo que mucho más del 95% de la población humana de la urbe desconoce completamente no sólo que en la zona concreta donde viva tal población haya chotacabras, sino que también ignoran que en algún lugar del mundo puedan existir unas aves con esta forma tan peculiar, esta fisonomía y estas costumbres.

Muy parecidos en forma a sus parientes lejanos los vencejos pero con un tamaño sensiblemente superior, su camuflaje es tan sumamente perfecto que en la mayoría de los encuentros que hayamos tenido en el campo con alguna de estas aves ni siquiera el hecho de saber dónde está nos ha podido ayudar a separar su inconfundible silueta del entorno donde vive. Tal es su precaución para pasar desapercibido, que este animal jamás se va a preocupar por fabricar un nido. Deposita sus huevos directamente en el suelo, y en caso de ser detectados por algún depredador sólo le bastará con coger los huevos, o los pollos si ya han nacido, y mudarlos a otro bloque de apartamentos en un barrio más seguro.

Este nocturno devorador de insectos acostumbra a descansar durante el día a la sombra de algún matorral, con una inmovilidad que raya en la más extrema de las vagancias, entreabriendo un poco sus enormes ojos únicamente cuando detecta la cercanía de algún peligro, a la vez que espera pacientemente a que el último rayo de sol se escurra del más recóndito de los recovecos del bosque y deje paso a un mundo oscuro donde solo una preparada estirpe de noctámbulos es capaz de subsistir.

Es justo en este momento cuando este pequeño pájaro de madera despierta súbitamente de su latencia y emprende el vuelo con el objeto de dar caza a centenares de pequeños insectos voladores, sus principales presas, abriendo una boca con un tamaño inmensamente superior al que nuestra abandonada inteligencia pueda llegar a imaginar después de ver su minúsculo pico, para atrapar a sus presas en vuelo a gran velocidad con la misma efectividad con la que lo haría la más grande, fuerte y fina de las redes de arrastre de nuestros pesqueros gaditanos.

Sus hábitos nocturnos y sus poco estudiadas y por tanto escasamente conocidas costumbres han hecho que el chotacabras pardo sea una de las especies animales ibéricas menos conocidas; tanto es así que muchos de los mitos que pesan sobre ella, como por ejemplo el de entrar en los establos para robar la leche de las cabras (de ahí su nombre), siguen estando vigentes en las obsoletas mentes de muchos hombres de campo.

domingo, 17 de abril de 2011

112. mochuelo, ave del año 2011

Casi con la maestría del gran búho real, pero apenas con el tamaño de una paloma, este pequeño y aun relativamente abundante búho de bolsillo está viendo cómo poco a poco se van reduciendo sus ancestrales poblaciones, tradicionales ya en la mayor parte de nuestros viejos olivares, construcciones humanas no necesariamente abandonadas y arboledas de tipo mediterráneo. Este pequeño duende de ojos de azufre, que es nuestra rapaz nocturna más diurna y a la vez la más abundante, es también el encargado de cobrar la renta a todos los animales inferiores a su peso que viven en el piso bajo de la pirámide ecológica de nuestra Naturaleza, la misma pirámide que preside la especie humana desde un poco antes de que el mundo natural empezara a degradarse. Es precisamente esta degradación, entre otras cosas, lo que un día puede acabar con esta singular especie, unas cuantas más que dependen de ella, y con ellas inevitablemente la nuestra también. Esto es algo que todavía no hemos terminado de entender, a pesar de nuestra desarrollada inteligencia, y es que a estas alturas de la vida, el mero hecho de querer proteger a un concreto animal o vegetal todavía suena a una vana excusa más para defender algo que aparentemente sólo interesa a unos pocos colectivos que acostumbran a ponerse camisetas con motivos de tipo naturalista o ecologista y cortar nuestras carreteras con sus pancartas, siempre a favor o en contra de algo o alguien que aparentemente para cualquier ejemplar de Homo sapiens urbano carecen de sentido. ¿Aparentemente? Lo que quizá no sabe todo “sabio de bar” insuficientemente documentado que tanto se queja de toda esta gente es precisamente la poco adecuada para nosotros trascendencia que puede traer tras de sí la desaparición de una sola especie, ya sea animal o vegetal. Sabemos de sobra ya, que en el contexto pura y netamente natural, los animales salvajes no evolucionaron en el campo precisamente para que nosotros los miremos con unos prismáticos o les hagamos una foto, y mucho menos para que los contemplemos detrás de una reja. Los animales representan en su medio algo más que eso. Entre todos forman un todo, cada uno con su cometido, y cada una de las especies es imprescindible para alguna especie más que necesite de alguna forma de las que le rodean. A tal efecto, y como simples ejemplos, digamos que los conejos dan de comer a sus depredadores, la hierba a su vez alimenta a estos conejos, las ratas y las hormigas eliminan buena parte de esos desechos que están donde no deberían estar, los buitres se encargan de limpiar nuestros campos de cadáveres (animales, evidentemente), las abejas son las que se ocupan de llevar a cabo ese gran milagro que es la reproducción entre plantas y árboles para que puedan seguir proporcionándonos oxígeno, los árboles han aprendido a fabricar frutos para que las aves y los mamíferos transporten sus semillas hasta otros lugares, etc. Basta con que rompamos uno solo de los eslabones de la frágil cadena que sujeta a esta gran empresa para que la naturaleza se quede coja y todo el motor de la vida deje de funcionar adecuadamente. Cuando falta una especie que siempre ha estado en un lugar determinado, las demás especies que dependían de ella, directa o indirectamente, tarde o temprano tendrán que optar por adaptarse y evolucionar por otro camino o, en el peor de los casos, al cabo de un tiempo de crisis también se extinguirán. El mochuelo europeo (Athene noctua) es todavía abundante, pero sus poblaciones están disminuyendo notablemente. Solo si conseguimos que a finales de 2011 se haya mantenido o incluso incrementado esta población allí donde haga falta, podremos decir con orgullo que este ha sido realmente el año del mochuelo. Y si encima hemos logrado realzar las poblaciones de otras especies autóctonas y ecológicamente beneficiosas para la Naturaleza, también será en buena parte nuestro gran año.

sábado, 2 de abril de 2011

111. ¿vista de búho?


Casi como si quisieran delatar su silenciosa presencia, los dos grandes cristales oculares de un eficiente cazador, el búho chico (Asio otus), destacan notablemente entre lo más oscuro y frondoso de un espeso manchón de bosque mediterráneo. Dos ojos preciosos que entendemos que dotan de una visión perfecta a un cazador preparado para sobrevivir en lo más oscuro de la noche. No obstante, recientemente se ha podido comprobar, a pesar del tesón que nos caracteriza y que tantas veces nos lleva a casi inventar motivos que nos hagan deleitarnos con algunas cualidades, unas ciertas y otras no tanto, de algunos de nuestros representantes del gran reino animal, que las rapaces nocturnas no ven tan bien en la oscuridad como anteriormente se había querido pensar.

Siempre se había dicho que cualquier estrigiforme tiene tal sensibilidad a la luz que es capaz de ver en una oscuridad casi completa. En general, hasta que se comprobó lo contrario, siempre suponíamos que las lechuzas y los búhos tenían unos ojos hasta 100 veces más sensibles a la luz que los del ser humano con más vitamina A. Sin embargo, no hace mucho que se descubrió, a través de las pruebas que suelen hacer los científicos para poder apoyar sus teorías, que esta hipótesis podía más bien ser un tanto exagerada. A través de estas pruebas, fiándose de ellas incluso más que del análisis de la proporción de conos y bastones presentes en los ojos de estas aves, se ha descubierto que las lechuzas son sólo 2 veces más sensibles a la luz que nosotros, y en el más exagerado de los casos, quizá hasta 10.

Entonces… ¿cómo consiguen estas aves eminentemente nocturnas cazar en oscuridad total animales tan esquivos como pueden ser por ejemplo los ratones de campo, que conocen perfectamente su territorio y que siempre van a tener miles de sitios donde esconderse, sin terminar, en el mejor de los casos, con más hambre que la que ya tenían y sin consumir en su caza más energía que la que se necesita para llevar a cabo la captura de dichas presas?

En las pruebas que os contaba se introdujo a una lechuza blanca (Tyto alba) sana en una gran habitación en total oscuridad, en lo alto de un posadero, y se le observó con una débil luz infrarroja, una luz que al igual que nosotros no pueden ver estas aves, y con unas cámaras especiales que sí pueden captar esta luz. Se le soltó un ratón, que corría y corría por el suelo desnudo, pero la lechuza jamás atacaba. Así podía estar horas y horas, pero nunca llegaba a atacar, porque a la lechuza le era imposible ver u oír a su presa, y por tanto ni siquiera se percataba de su presencia.

Posteriormente se cubrió el suelo de hojas secas, se apagó de nuevo la luz, y se volvió a soltar al ratón. En cuanto el pequeño roedor comenzó a moverse, empezó a producir en esas hojas un ruido minúsculo, el más sutil de los crujidos, justo lo único que necesitaba nuestro cazador para localizar a su presa. Casi sin pensarlo la lechuza se desplomó con las alas cerradas del posadero donde descansaba, abriéndolas para frenar la caída justo antes de tocar el suelo, tal como lo haría un paracaidista, en oscuridad total, calculando la distancia que le quedaba para llegar al suelo sola y únicamente con la ayuda del sonido que producía el ratón al moverse. Pero las garras no caen sobre el ratón. ¿Ha fallado? No, todavía hay que afinar la localización.

Justo en el momento en que la lechuza tocó el suelo, el ratón, de un gran salto, empezó a correr, produciendo mucho más ruido. Con una precisión y una rapidez que ya quisieran para sí el más perfecto de los galgos, en menos de 2 segundos, y guiándose sólo por el sonido, la lechuza ya había atrapado al ratón. Así varias veces, con varias lechuzas.

De esta forma se ha podido comprobar que el oído de las rapaces nocturnas es uno de los más perfectos del mundo. De hecho, podemos afirmar que toda su cara es como una gran oreja. Esa forma tan peculiar que suele tener la cara de casi todas las rapaces nocturnas no es otra cosa que una gran parábola que concentra todos los sonidos, hasta el más mínimo de los rumores, en los oídos internos de estos perfeccionados rastreadores de sombras. Todo esto, unido a su asimetría auricular, o dicho de otra manera, el hecho de que estos animales tengan un oído interno más alto que el otro, es lo que les permite localizar el origen de cualquier mínimo sonido que pueda producir la presa más silenciosa incluso en la más negra de las sombras de la noche.

miércoles, 16 de marzo de 2011

110. agua


El día 22 de marzo celebramos, aunque creo que sin motivos de fiesta, el Día Mundial del Agua. Parece mentira que vivamos en un planeta al que quieren llamar Agua, precisamente por la extrema cantidad de este líquido que contiene esa gran esfera que desde el espacio se ve de un inconfundible color azul agua y que porta nuestras vidas, y que sólo podamos aprovechar una pequeñísima parte de este abundante pero a la vez tan escaso recurso vital.

Hace unos 3.500 millones de años, cuando se estima que empezó a gestarse la primera forma viviente sobre nuestro planeta, no existían animales, ni vegetales, ni hongos… lo único que había era una gran masa de organismos unicelulares que solo se preocupaban de comer y reproducirse, en una especie de mar gigantesco y de poca profundidad al que los científicos llamaban sopa orgánica.

La vida, en cierto modo, empezó en el agua, y podemos decir que desde entonces el agua siempre ha sido imprescindible para cualquier forma de vida que haya existido a lo largo de la historia del mundo, y nosotros, como bien sabemos, somos una forma de vida más. Somos concretamente una forma de vida que necesita unos 300 litros de agua cada día para poder llevar a cabo sus funciones vitales de una forma eficiente (y a veces innecesariamente cómoda), desde la ingesta directa de la citada agua hasta la ducha, pasando por la cocina, la piscina, el inodoro, la agricultura y terminando en ese grifo que gotea sin que nos demos cuenta y que hace desaparecer algo así como 30 litros de agua cada día.

Paralelamente, también compartimos este mundo con una elevadísima cantidad de seres vivos que también consumen agua, entre animales, plantas y demás, y todos necesitamos de este líquido para poder vivir.

De toda el agua que tenemos en el mundo, un 97% es el agua salada de los mares, no potable directamente, y el 3% restante es agua dulce superficial, subterránea y en forma de hielo y nieve. Únicamente el 0,6% de la superficie terrestre está cubierto de agua dulce, la única que nos podemos beber. De ese 0,6% tenemos que descontar el agua biológica (que es el agua que está presente en los seres vivos), el agua de la atmósfera y la humedad del suelo. Nos queda el agua de ríos, lagos y demás, que es un 0,34% del total. Ya mejor no seguimos descontando las aguas contaminadas y la de esos arroyos y ríos que no nos gustan mucho porque tienen un color raro, una espumita sospechosa o huelen mal.

Pues bien, ya sabemos cuánto tenemos para beber hoy. ¿No será este un motivo más que suficiente para dejar de derrochar y tirar porquerías al desagüe y a los ríos?

martes, 1 de marzo de 2011

109. 2011, año internacional de los bosques


En la foto, aunque la niebla no deje verlo bien (que dicho sea de paso, ese era el propósito), un árbol. 100 árboles, un bosque. 1000 árboles, una selva. 1001, nuestro pulmón. Este año que tenemos ya recién terminado de inaugurar celebramos el Año Internacional de los Bosques. Los bosques, esos grandes edenes que literalmente nos dan de comer, son nuestro principal sustento, algo que está incluso por encima de la tan necesaria y casi siempre hasta placentera alimentación, algo que si de pronto desapareciera de la faz de la Tierra probablemente no nos permitiría vivir más que unos pocos días. Los bosques son la gran fábrica del oxígeno que nos permite respirar durante las 24 horas del día. Si se acaban los bosques, se acaba el oxígeno; y si se acaba el oxígeno, se acaba la vida. TODA la vida. Solo la gran selva que rodea a las cuencas de los dos grandes ríos sudamericanos, el Amazonas y el Orinoco, proporcionan una tercera parte del total del oxígeno que se produce en todo el planeta. Es por eso que conocemos a este gran paraíso como el pulmón de la Tierra. Esta selva es tan biológicamente perfecta que lleva 80 millones de años siendo así, tal y como la conocemos actualmente, con los mismos animales, los mismos árboles, los mismos sonidos y los mismos ciclos, ¿para qué cambiar, si este mundo es tan biológicamente perfecto? Pero no todo es tan halagüeño como se está pintando hasta ahora: poco a poco, la mano del hombre ha ido penetrando en lo más profundo de los abismos forestales, destrozando cada año cerca de la friolera de 13 millones de hectáreas de estos grandes santuarios del mundo. Esta superficie es la equivalente a un cuarto del total de nuestra Península. Para que nos hagamos una idea, cada minuto arrasamos con una media de 20 campos de fútbol, pero con árboles incluidos. ¿Queréis asustaros un poco más? Desde hace 300 años hemos aniquilado el 40% de toda la masa forestal que existía a nivel mundial, que se dice pronto. Si seguimos así, la superpoblación provocará que un día seamos tantos pares de pulmoncitos trabajando juntos que necesitaremos más oxígeno del que es capaz de producir todo este gran pulmón que tiene la Tierra, pero quizá este día ya se hayan talado los suficientes árboles como para que este pulmón del que hablamos ya no sea tan grande como hoy. Ese día, el día en que la gacela se vuelva contra el leopardo y le clave su cornamenta, si no nos hemos extinguido ya por cualquier otro motivo, será el día en que el demonio empiece a trabajar en el contrato que ya hemos firmado con él hace ya mucho tiempo. Y es aquí donde llegamos a la conclusión (y no me digáis pesimista precisamente a mi) de esta pequeña historia que no he escrito yo, sino que hemos creado, entre todos, un porcentaje digamos que casi por encima del total de la población de Homo sapiens existente en el planeta, exterminadores de masa forestal y contaminadores de oxígeno, que no sabemos ser personas y que entre todos formamos un terrible y ya casi incurable cáncer en el complejo tejido de esa gran casa nuestra a la que llamamos Tierra. Y termino ampliando una gran frase, no sé muy bien de qué autor, pero que se ha hecho muy famosa ya en muchas de las redes sociales y programas de chat que usamos actualmente la mayoría de los jóvenes de los países desarrollados (económicamente): Querido amigo mal Homo sapiens, seas quien seas, te llames como te llames, te pongas la corbata que te pongas, sólo cuando hayas talado el último árbol, sólo cuando hayas matado al último lince, sólo cuando hayas secado la última gota de agua que quede sobre nuestro ingenuo planeta, sólo en ese instante te darás cuenta, oh joven representante de la más inteligente de las especies animales que existen en el universo, de que no te puedes comer el dinero.

miércoles, 16 de febrero de 2011

108. un rayo multicolor


Pocos animales existen en nuestra avifauna con la rapidez, la maniobrabilidad y la extrema precisión que caracteriza a los gráciles abejarucos cuando cazan en vuelo a los insectos voladores que les sirven para nutrir sus coloridos cuerpos. Hemos visto cientos de veces, en plena naturaleza viva si hemos tenido la oportunidad o en un mero documental, la rapidez con la que un guepardo caza a una gacela o la velocidad a la que un sapo o un camaleón saca su lengua y la vuelve a introducir de nuevo en su boca para atrapar un insecto, pero a veces se nos pueden pasar por alto, quizá porque estemos acostumbrados a verlo demasiadas veces, o bien porque no nos llame mucho la atención, algunos detalles tales como el comportamiento, los métodos de caza y sobre todo la desorbitada agilidad en el aire que caracteriza a uno de los representantes de nuestra fauna más numeroso y, si me dejáis, más bonito, para poder capturar a los insectos voladores de los que se alimenta. En las múltiples ocasiones en las que he podido observar a los abejarucos europeos (Merops apiaster) en el campo hay una cosa que siempre me ha llamado la atención, y no por su espectacularidad, ya que esta estirpe africana, entre el público normal de a pie, desentendido en toda materia de tipo faunístico, nunca ha podido tener el número de fans que reúne por ejemplo el halcón peregrino en sus picados, pero no deja de ser algo impresionante a la vez que efímero, digamos que fuera de lo normal, eso en lo que nunca nos fijamos pero que no por ello debemos dejar que pase desapercibido. Es bastante común en las aves de este género el matar a sus presas, casi siempre insectos, a base de propinarles algunos súbitos golpes contra la rama que usan para posarse. Esto es especialmente importante sobre todo para las abejas, presas comunes y que dan nombre a esta especie, ya que de otra forma correrían el riesgo de ser intoxicados por el veneno de estos insectos. La perfección no existe tampoco ni siquiera en nuestra madre Naturaleza, y a veces al lanzarlo hacia arriba para voltearlo y ponerlo de cabeza para poder tragarlo bien, el insecto se les escurre del pico. Justo en ese preciso instante, y casi con la rapidez de un rayo, tanta que no me deja tiempo ni para seguir al sujeto con la cámara y mantenerlo dentro del encuadre, el abejaruco se impulsa hacia abajo con sus pequeñas patas sindáctilas, abre raudo sus perfectas alas de acróbata y en menos de dos segundos, con un giro cerrado y antes de que la presa tenga tiempo de llegar al suelo, situado a tan solo 30 ó 40 centímetros de la rama que usa para posarse, el abejaruco estará ya de nuevo en su percha con el insecto en el pico.

martes, 1 de febrero de 2011

107. código ético


No todo va a ser salir al campo con una cámara y punto… ¿verdad? Los animales, las plantas, la Naturaleza en general y todo lo que la rodea está formado principalmente por seres vivientes, que sienten exactamente igual que nosotros, y por otros elementos, llamémoslos inertes, tales como piedras, grietas, montañas, llanos, cárcavas, ríos y demás infraestructuras naturales o artificiales que sirven para dar cobijo y en definitiva para proporcionar una cierta dosis de vida a todos estos seres. Si no respetamos todo esto, mañana no tendremos ni un solo ápice de tierra natural sana, ni un solo atisbo de vida. El solo y mero hecho de “ponerse delante de un bicho” con una cámara implica, en mayor o menor medida, causarle algún tipo de molestia al bicho en cuestión, aunque sea mínima. No tiene sentido descuidar ninguno de estos aspectos por coleccionar un par de fotos, y desde mi punto de vista (y creo que desde el punto de vista de cualquiera que ame la vida propia y la ajena) creo que una persona que no sigue unos pasos básicos que le ayuden a causar el mínimo impacto posible al medio natural que le rodea nunca merecerá llamarse “fotógrafo de naturaleza”. Para conseguir todo esto se ha ideado lo que los fotógrafos y naturalistas en general llamamos el Código Ético del Fotógrafo de Naturaleza:

1. La seguridad del sujeto y la conservación de su entorno son siempre más importantes que la obtención de su fotografía.

2. Hay que documentarse ampliamente sobre la biología y el comportamiento de las especies a fotografiar, con el fin de prevenir actuaciones improcedentes. Asimismo, adquirir también los conocimientos técnicos necesarios para abordar con seguridad la fotografía de seres vivos en cada situación que se presente.

3. Solicitar los permisos necesarios a las autoridades competentes para fotografiar especies y enclaves que lo requieran por ley, y si los terrenos son privados, también a sus propietarios. Hay que ser respetuoso con el modo de vida de las personas que viven y trabajan en el medio natural.

4. Para fotografiar fauna, se debe trabajar preferentemente con ejemplares libres y salvajes en su medio natural, sin alterar su normal comportamiento. Hay que evitar las situaciones delicadas como animales incubando o con crías recién nacidas, especialmente en condiciones meteorológicas desfavorables, (frío, lluvia, sol directo…). Si las condiciones permiten el trabajo fotográfico habrá que tomar las máximas precauciones, desistiendo si las crías corren algún peligro.

5. Se evitará en lo posible el traslado de especies para su fotografía en estudio. Se retornarán a su lugar de origen, sin daño alguno, y en el plazo más breve posible, aquellos especímenes que, excepcionalmente, hayan sido tomados de su hábitat, quedando excluidos aquellos que están protegidos por la ley si no se dispone del permiso de las autoridades competentes.

6. Para fotografiar flora, hay que trabajar preferentemente en el campo, evitando arrancar total o parcialmente las especies, quedando excluidas de esta consideración las especies protegidas.

7. No debemos rehuir informar que una fotografía ha sido realizada en condiciones controladas. Las fotos en zoológicos, centros de fauna y similares, pueden suponer una mayor tranquilidad para las especies más escasas y vulnerables.

8. Evitar el corte de ramas y vegetación para camuflar los escondites (hide) que se emplean para la fotografía de fauna salvaje, utilizando preferentemente redes de hojas artificiales o en su defecto ramas muertas y vegetación seca.

9. El camuflaje natural de un nido, manipulado para una sesión fotográfica, debe ser restaurado a su término. Las ramas se atarán mejor que cortarán y, por supuesto, nunca se dejará expuesto el nido a depredadores, a otras personas o a las inclemencias del tiempo.

10. Evitar manipular cualquier elemento mineral o arqueológico de modo que pudiera alterarse irremediablemente la integridad de una formación geológica o paleontológica.

11. Pasar desapercibidos siempre durante nuestro trabajo de campo, no atrayendo la atención del público o de un depredador. No revelar la localización de especies raras o amenazadas, salvo a investigadores acreditados y administraciones competentes que contribuyan a su protección.

12. Hay que mantener siempre limpio el lugar de nuestro trabajo de campo, eliminando también cualquier huella de nuestra actividad.

13. El fotógrafo de naturaleza que trabaje fuera de su país debe actuar con el mismo cuidado y responsabilidad que si estuviera en el suyo propio.

14. Informar a las autoridades de cualquier infracción que observemos contra la Naturaleza, incluidas las actuaciones al margen de la ley que pudieran realizar otros fotógrafos.

15. Colaborar con otros compañeros para mejorar las condiciones de trabajo en la Naturaleza, divulgando al mismo tiempo el presente código ético entre todos aquellos que lo desconozcan.

Fuente: AEFONA (Asociación Española de Fotógrafos de Naturaleza).

lunes, 24 de enero de 2011

106. una jungla de plástico, aluminio y plomo


Muy buenas. Vamos a intentar explicar una cosa sin ofender a nadie. Esto es algo bastante simple, pero muy difícil de comprender para algunas personas, y no por su complejidad, sino porque se sale de esos parámetros que mueven a ciertos individuos de Homo sapiens dentro de sus costumbres, sus querencias, sus aficiones o la cultura que les han sido inculcadas por otros ejemplares de su misma especie. Vamos al lío. En el año 1953 se firmó en España un decreto, el cual terminó en la ya casi olvidada por los cazadores “Ley de Alimañas”, con la que ciertas personalidades políticas de aquel entonces nos invitaban a EXTINGUIR completamente a TODAS las “alimañas” de nuestro país. Se mataron cerca de 2 millones de depredadores, entre ellos lobos, zorros, ginetas, rapaces, linces y casi todas las especies de esos animales que hoy todavía muchos siguen considerando eso, alimañas. Fue por aquel entonces cuando una gran persona a la que todos conocemos muy bien, nuestro querido amigo Félix Rodríguez, hizo gala de su don de la palabra y se atrevió a proponerle al mismísimo Franco que cambiase de idea y le diera la vuelta a la tortilla. Consiguió de forma casi heroica transformar las mentes de los ciudadanos y convertir a esas alimañas en unos animales necesarios para el equilibrio ecológico. El lobo, entre otros, pasó de ser una amenaza para el hombre y el ganado a ocupar las listas de especies protegidas. Un año antes, en 1952, un médico francés introdujo la mixomatosis en unos cuantos conejos, cuyo resultado ya conocéis casi todos. La población de conejos descendió tanto en tan poco tiempo que los pocos depredadores que se alimentan de ellos que quedaron después de la citada ley no consiguieron reponerse suficientemente bien. Sin embargo los conejos, debido a su elevada capacidad reproductora, sí que volvieron a subir su número con una relativa rapidez en algunas zonas. Por otro lado los carnívoros, que dependen de esta especie, son más lentos procreando. Si a todo esto le sumamos que hoy día se siguen exterminando a estos animales, el resultado es que actualmente existe un desequilibrio bastante importante en nuestros ecosistemas (por lo contado anteriormente y por otros muchos factores), y los depredadores que nos quedan son insuficientes para poder mantener a raya a los componentes del piso bajo de la pirámide ecológica. Es por esto que “hacen falta” cazadores, pero hacen falta cazadores por culpa de los cazadores. De los cazadores, de la destrucción de los hábitats, de la introducción accidental o intencionada de especies exóticas… somos la única especie animal capaz de agotar sus recursos. Ahora hay cartuchos, perdigones y todo tipo de basura inorgánica por todas partes. Es eso lo que hoy queda en el campo: una jungla de plástico, aluminio y plomo.

Naturaleza y medio ambiente - Contaminación de plomo en carne de caza - 04/10/10


P.D.: Sapo corredor (Bufo calamita), una bonita joya de nuestras zonas húmedas.

• Cámara: Canon EOS 7D + empuñadura.
• Objetivo: Tamron.
• Soporte: Trípode Manfrotto 190XPROB con rótula 484 RC2.
• Accesorios: Ninguno.
• Parámetros:
• Encuadre original.

105. los colores de la noche


El mirador del cerro Don Juan, construido no hace mucho para alzar el valor de uno de los últimos bosques que todavía conservamos en Montilla, descansa una noche más al son de las notas de los mochuelos, los grillos y el viento de la sierra. Y no me equivoco al llamarla sierra, a pesar de las opiniones generalizadas de unos pocos que no ven muchas montañas por aquí, ya que independientemente de cuáles sean las fronteras oficiales marcadas por el ser humano, creo que podemos afirmar sin temor a equivocarnos que esa gran sierra a la que llamamos Subbética comienza aquí mismo, en la misma falda de la sierra de Montilla. Han hecho falta muchos años de agricultura y cambios paisajísticos para hacernos creer a los habitantes de la urbe que todo el espacio que existe hoy entre nuestra sierra montillana y la frontera legal del Parque Natural de las Sierras Subbéticas no fue en su día un gran bosque.

Por otro lado, debido a las nuevas tecnologías y al abuso de las manipulaciones fotográficas mediante el uso de programas informáticos de todo tipo, a menudo se suele dudar, y con razón, sobre la veracidad de muchas de las imágenes que vemos diariamente. Alguien puede pensar que estos no son los colores reales del cerro, sin embargo lo cierto y verídico es que la noche tiene más colores que el día, si cabe más colores incluso que el Photoshop del que tanto dependen algunos llamados fotógrafos.

Sirva esta imagen para felicitar, aunque con retraso, el ya pasado día de navidad de este año y sobre todo el año (entero) que viene ahora. Como se suele decir, para que se cumplan todos vuestros sueños. Yo no me conformo con poco, tengo varios, pero ya llegará el día de hacerlos realidad; de momento me apañaré con comer tres veces al día, que bueno es en los tiempos que corren.

Dedicada, por supuesto, a alguien que sabe mucho de esta foto.

P.D.: Perdonad tanto retraso sin avisar. Intentaré (jeje) que no vuelva a pasar.

P.D.II: Es probable que a partir de ahora veáis esta foto más de la cuenta, puesto que se está usando para un cartel y algunos menesteres más de tipo divulgativo y conservacionista a nivel local (hablo de Montilla). Sí me gustaría recordar que el cerro Don Juan, al igual que cualquier otro espacio natural (protegido o no) donde conviven mutuamente animales, plantas, hongos y demás seres vivos, es un espacio nuestro, no de un particular o un ayuntamiento, y como tal así debemos mirar por él. Si alguien (un ayuntamiento o quien sea) se gasta un dinero en adecuar una zona concreta para un uso más cómodo para nuestra especie, lo ideal, como personas educadas que somos, es responder adecuadamente. Solo así podremos disfrutar de estos lugares, eso sí, hasta que nosotros queramos, no hasta que los políticos quieran, por aquello de que somos nosotros los que acostumbramos a destrozarlo todo.

• Cámara: Canon EOS 5D + empuñadura.
• Objetivo: Canon EF 28-135mm f/3.5-5.6 IS USM, en 28 mm.
• Soporte: Trípode Manfrotto 190XPROB con rótula 484 RC2.
• Accesorios: Disparador remoto.
• Parámetros: 180 segundos, f/4.5, ISO 50, creo recordar que 13 disparos de flash para iluminar los dos olivos que salen en la imagen (el resto es luz natural y algún restillo de luces parásitas de algunos pueblos, que en mi caso me han venido bien para darle ese tonillo rosa a la parte de abajo del cielo), y espejo levantado (no sé muy bien para qué, sinceramente).
• Encuadre original.

104. niebla


No me habléis de criterio fotográfico, la he hecho así intencionadamente. Un día nuboso, un barco, y al fondo la costa de África.

• Cámara: Canon EOS 7D + empuñadura.
• Objetivo: Canon EF 100-400 f/4.5-5.6L IS USM.
• Soporte: Trípode Manfrotto 190XPROB con rótula 484 RC2.
• Encuadre original.

103. luceros


Y una vez más no sé qué demonios poner en el texto.

• Cámara: Canon EOS 7D + empuñadura.
• Objetivo: Canon EF 100-400 f/4.5-5.6L IS USM.
• Soporte: Trípode Manfrotto 190XPROB con rótula 484 RC2.
• Accesorios: Duplicador de 2x de Canon.
• Detalles: Encuadre original.

102. de noche


Cae la noche en la campiña, y al son de los quejidos del búho chico la luna de plata se alza deslumbrante y… venga hombre, tanta poesía ya, ¡¡¡A TRABAJAR, QUE SE HAN ACABADO LAS VACACIONES!!!

P.D.: Nocturna.

• Cámara: Canon EOS 7D + empuñadura Canon BG-E7.
• Objetivo: Canon EF-S 17-85mm f/4-5.6 IS USM, en 17 mm.
• Soporte: Trípode Manfrotto 190XPROB con rótula 484 RC2.
• Parámetros: Exposición larga, espejo levantado y esas cosas.
• Accesorios: Disparador remoto y flash disparado 3 veces.
• Encuadre original.

101. puro nervio


Durante una representación teatral, la misma presidenta del colectivo que gestiona la obra hace a su vez las veces de apuntadora, en un entorno donde el estrés por querer verlo todo bien hecho es la nota dominante. Una organización perfecta detrás de los escenarios sirve para organizar el caos y permitir que las cerca de 2000 personas que asisten al evento se vayan a casa con un buen sabor de boca.

• Cámara: Canon EOS 7D + empuñadura Canon BG-E7.
• Objetivo: Canon EF-S 17-85mm f/4-5.6 IS USM, en 17 mm.
• Soporte: Ninguno.
• Accesorios: Ninguno.
• Encuadre original.

100. la jungla de la luz


Un “forrajal” en los escombros de un cortijo viejo, y mucho calor. Desde fuera se ve feo, muy feo, pero si te metes dentro la cosa cambia. Tienes que imaginarte que eres otro bicho, si no no te sale. Los humanos no son (repito: son) bien recibidos ahí.

P.D.: No sé si os habéis fijado pero ya va esto por 100 fotos. No puedo hacer otra cosa que daros las gracias por aguantarme y por pedirme que esto siga adelante. Mmmmm… gracias :P

• Cámara: Canon EOS 7D + empuñadura.
• Objetivo: Canon EF 100-400 f/4.5-5.6L IS USM.
• Soporte: Trípode Manfrotto 190XPROB con rótula 484 RC2.
• Accesorios: Duplicador de 2x de Canon.
• Detalles: Encuadre original.

99. al rojo vivo


-Yo: Perdona, sólo por curiosidad… ¿es legal, un día normal y corriente, bañarse en una fuente pública?
-Sr. Guardia: ¿Tú crees que nosotros podemos hacer algo aquí?

Es curioso que la mezcla de luces en el fondo de este “open-flash” sea de rojos y amarillos. Aparte de la foto de la semana, también os dejo con un video con una selección de fotos, a ver si os gusta.



Y ya de paso, también podíamos ver unos cuantos videos más, muy cortitos por cierto, o por lo menos no tan largos como el tiempo que he estado dedicándole a estas fotos para que ahora podáis disfrutarlas. En ellos vemos a tres personas que llevan mucho tiempo siendo campeones del mundo de unos deportes muy relacionados entre sí, pero a la vez poco conocidos para la mayoría de vosotros. Estos tres, aparte de ser españoles, también han conseguido llegar al puesto en el que están sin que ninguno de sus seguidores haya causado destrozo alguno en el mobiliario urbano ni haya aumentado su éxtasis en pro de algo que no le da de comer. Dicho sea de paso, y por si hay confusiones, los aficionados al fútbol de Montilla os habéis portado relativamente bien en este sentido, o por lo menos según he podido ver yo. Espero que os gusten los videos y las fotos.

Raúl Rodríguez, campeón del mundo de acrobacia en parapente:
http://www.youtube.com/watch?v=eGle0b46ETo
http://www.youtube.com/watch?v=pGzpNBopfNk

Ramón Morillas, campeón del mundo de paramotor:
http://www.youtube.com/watch?v=LTa0cxivsFk

Ramón Alonso, campeón del mundo de acrobacia aérea:
http://www.youtube.com/watch?v=b6nromn_yTM

• Cámara: Canon EOS 7D + empuñadura Canon BG-E7.
• Objetivo: Canon EF-S 17-85mm f/4-5.6 IS USM, en 17 mm.
• Soporte: Ninguno.
• Accesorios: Flash Canon Speedlite 580EX.
• Encuadre original.

98. la luna


Una nocturna con luna llena.

• Cámara: Canon EOS 5D + empuñadura.
• Objetivo: Canon EF 28-135 f/3.5-5.6 IS USM.
• Soporte: Trípode.
• Accesorios: Disparador remoto y flash disparado 3 veces.
• Detalles: Encuadre original.

97. paramotor


Antes de nada perdonad que no haya enviado la foto de la semana correspondiente al día 1 de mayo, pero tranquilidad que esto no se acaba, jejeje. Y después de nada, que ya se ha acabado el texto hoy, ea :D Besitos.

http://www.leovinxi.com/

• Cámara: Canon EOS 7D + empuñadura.
• Objetivo: Canon EF 100-400 f/4.5-5.6L IS USM.
• Soporte: Ninguno.
• Accesorios: Ninguno.
• Detalles: Encuadre original.

96. eclipse


"Donde hay luz también existe la sombra. ¿Dejaré de amar a la luz porque produce sombras?"

Ernst Moritz Arndt

Por si alguien se ha quedado atrás, el fondo es el reflejo del sol en el agua de un arroyo. Si configuras bien la cámara para este tipo de fotografía (ya sabes, nada de ponerla en automático, y nada de hacer todas las fotos del mundo con el estilo de imagen puesto por defecto en la fábrica) y subexpones en su justa medida (ni mas ni menos) te puede salir una cosa parecida a esta (o no). Hay que leerse el manual de la cámara y todos los libros de fotografía (los buenos) que tengamos a mano, hay que toquetear la cámara, hay que darle a todos los botones para ver lo que pasa, y todas esas cosas tan difíciles de hacer porque hay que leer mucho y tocar muchos botones raros. Esto no es una clase de fotografía, simplemente es lo que casi nadie hace, lo cual me da una cierta ventaja.

• Cámara: Canon EOS 5D + empuñadura Canon BG-E4.
• Objetivo: Canon EF 100-400 f/4.5-5.6L IS USM.
• Soporte: Sin trípode.
• Accesorios: Ninguno.
• Detalles: Ligeramente reencuadrada porque se me quedaba lejos (el resto de la foto es todo negro). Luz 100% natural.

95. la pasión


Día 3, del mes 3, del año 33, a las 3 de la tarde. Quizá sean muchas casualidades, pero parece ser que fue justo en ese momento cuando Jesús vio el mundo como mortal por última vez. Mucho ha llovido desde entonces, tanto que hemos tenido tiempo incluso de creer, dudar, alabar, criticar, imitar, evitar… En el siglo 21 se vuelve a repetir la historia, una vez más, pero no sólo en un escenario, sino también en la vida real. Odio hacer comparaciones con este tipo de cosas, pero tal y como pude escuchar en un pregón de hermandad durante la cuaresma de este año, actualmente siguen existiendo muchos Judas, muchos romanos, muchos Pilatos, muchos Herodes, muchas Marías, incluso muchos “Jesuses”. En la imagen de hoy, un grupo de actores vuelve a repetir sobre un escenario la misma escena que ocurrió por aquel entonces camino del Gólgota, hace ya 1977 años. El trabajo de cerca de 450 personas hace posible que año tras año la historia vuelva a cobrar vida. 2 representaciones consecutivas con casi 3 horas de duración cada una, 3 escenarios, 17 cuadros y una organización perfecta detrás de los escenarios, lo cual no quita que el estrés sea evidente, sirven para organizar el caos y permitir que las 2000 personas que han asistido este año hayan podido deleitarse con la representación dramática de “La Pasión”, manteniendo la línea incluso 19 años después de haber empezado.

P.D.: Y como no, mi agradecimiento a Mari Lola y José Juan por las autorizaciones correspondientes, tanto en los ensayos como para fotografiar todo el lío que hay detrás de los escenarios durante las 2 representaciones, que si bien es cierto que yo no soy muy seguidor de este tipo de temáticas no se puede negar que las posibilidades fotográficas que ofrecen este tipo de eventos no deben dejar indiferente a una persona que ve la luz de la misma forma que yo lo hago.

P.D. 2: Ya he renovado las fotos de mi página web. Algunas de las que había antes siguen estando ahora, y otras son nuevas. También se han añadido galerías nuevas y algunas de las que había se han sustituido por otras. Hay posibilidad de que meta algunas fotos más durante estos días, pero básicamente ya está la página lista para ser vista. Espero que os guste.

http://www.manuelcruz.es/

• Cámara: Canon EOS 7D + empuñadura Canon BG-E7.
• Objetivo: Canon EF-S 17-85mm f/4-5.6 IS USM, en 17 mm.
• Soporte: Ninguno.
• Accesorios: Ninguno.
• Parámetros: 1/50, f/4, ISO 3200, -1E.V.
• Encuadre original.

94. ternura salvaje


En un rincón dentro de un almacén junto a un pequeño huerto ecológico, una pareja de gatos con muy pocas semanas de edad nos demuestra una vez más lo compleja que es a veces la naturaleza, aunque sea en su faceta doméstica. Tan delicados y tiernos como unos simples gatitos, pero a la vez tan agresivos y tan salvajes como los felinos que son. Mitad salvajes, mitad domésticos, los gatos tienen hoy día una importancia crucial en el control de las poblaciones de roedores y otras plagas similares que ocasionan grandes daños a los pequeños cultivos hortícolas.

• Cámara: Canon EOS 30D + empuñadura Canon BG-E2.
• Objetivo: Canon EF-S 17-85mm f/4-5.6 IS USM, en 72 mm.
• Soporte: Ninguno.
• Accesorios: Ninguno.
• Parámetros: 1/8, f/5.6, ISO 1600.
• Encuadre original.

93. sin título


En una sala de una bodega andaluza, dos operarios se afanan en preparar el que se considera uno de los mejores vinos del mundo. La sociedad actual tiende a valorar estos productos en función del precio de venta que tienen en los comercios, aunque pocas personas son conscientes del trabajo que acarrea su elaboración.

• Cámara: Canon EOS 5D + empuñadura Canon BG-E4.
• Objetivo: Canon EF 28-135mm f/3.5-5.6 IS USM, en 28 mm.
• Soporte: Ninguno.
• Accesorios: Ninguno.
• Parámetros: 1/500, f/3.5, ISO 1600.
• Encuadre original.

92. campiña


En fin, habréis notado que os ha vuelto a faltar la foto de la semana ¿verdad? Pues bien, ha habido una serie de cambios. El principal es que ahora la foto será quincenal, o sea que os la mandaré el día 15 (y hoy estamos a 16, ou llea) y el último día de cada mes, pero aun así se seguirá llamando “foto de la semana” (a no ser que me propongáis un nombre mejor, claro está). Esto es principalmente por motivos de tiempo y fluidez, y además así puedo permitirme mandaros fotos de más calidad (es que uno es malillo ¿saben ustedes?). En la foto, una encina de la Pollera y Montilla de fondo.

• Cámara: Canon EOS 5D + empuñadura Canon BG-E4.
• Objetivo: Canon EF 28-135mm f/3.5-5.6 IS USM, en 28 mm.
• Soporte: Trípode Manfrotto 190XPROB y rótula Manfrotto 484 RC2.
• Accesorios: Filtro polarizador, filtro degradado neutro de 1 paso, disparador remoto.
• Parámetros: 30 segundos, f/8, ISO 100, espejo pre-levantado.
• Encuadre original.

91. meles meles


A pesar de todo, la noche sigue siendo hoy día la gran desconocida para la mayoría de las personas de la gran urbe. Cada día son más las personas cultas que no conocen lo que tienen a la vuelta de la esquina. Si queréis ver videos de los tejones no tenéis más que seguir este enlace:



Un saludo.


• Cámara: WildView Infrated Xtreme STC-TGL5IR.
• Objetivo: 9 mm (integrado).
• Soporte: Cámara sujeta en el tronco de un árbol.
• Accesorios: Detector de movimiento e iluminación con luz infrarroja (integrados).
• Parámetros: 1/30, f/2.8, ISO 100.
• Encuadre original.

90. nocturna


Todavía no es de día (os envío esto la noche del 25 al 26 de enero) y ya podéis ver en vuestras casas un pedacito de esta noche. Esta foto va especialmente dedicada a Raúl Real y Pepe Jiménez, espero que hayáis hecho mejores fotos que yo.

P.D.: Cada 25 semanas os mandaré una carpeta con las 25 últimas fotos, así que como ahora corresponden 75 fotos retrasadas antes de llegar a las 100, os las mandaré en 3 carpetas, una cada semana, para que los correos no sean muy grandes. Se trata de hacer una especie de recopilatorio para que los que se han incorporado después a la foto de la semana puedan ver las fotos antiguas. Muchas gracias a tod@s por el apoyo.

• Cámara: Canon EOS 5D + empuñadura.
• Objetivo: Canon EF 28-135mm f/3.5-5.6 IS USM, en 28 mm.
• Trípode: Manfrotto 190XPROB con rótula 484 RC2.
• Accesorios: Disparador remoto.
• Parámetros: 299 segundos, f/3.5, ISO 100. 11 disparos de flash en el árbol del primer plano y 8 en el de atrás. Espejo levantado.
• Encuadre original.

89. flou


Aquí debería ir un texto, ¿no dicen eso?

• Cámara: Canon EOS 5D.
• Objetivo: Canon EF 28-135mm f/3.5-5.6 IS USM, en 28 mm.
• Trípode: Ninguno.
• Accesorios: Ewa-Marine U-AXP.
• Parámetros: 1/400, f/5.6, ISO 400.
• Encuadre original.

88. que se levante el sol


Debería haber puesto ISO 100, eso es lo que yo le veo a esta foto… Y dicho sea de paso, que se levante el sol, que para que funcione el agua que ha caído tiene que haber unas cuantas dosis de sol de vez en cuando.

• Cámara: Canon EOS 30D + empuñadura Canon BG-E2.
• Objetivo: Canon EF 100-400mm f/4-5.6L IS USM, en 320 mm.
• Trípode: Manfrotto 190DB con rótula 484 RC2.
• Accesorios: Ninguno.
• Parámetros: 1/8000, f/11, ISO 400. Compensada en -1 E.V.
• Encuadre original.

87. un trocito de inmensidad


Esta foto es de hace ya unos meses. Estaba revisando las “cositas” de los abejarucos y me llevé los “juguetitos nuevos” para ver cómo funcionan. Espero que os… mole :) Por cierto, me he hecho un blog.

• Cámara: Canon EOS 5D + empuñadura Canon BG-E4.
• Objetivo: Canon EF 100-400mm f/4-5.6L IS USM, en 400 mm.
• Trípode: Ninguno.
• Accesorios: Ninguno.
• Parámetros: 1/4000, f/5.6, ISO 400.
• Encuadre original.

86. un lápiz en la cámara


En la FOTO (porque es una foto), algo parecido a lo que podría ser un dibujo a lápiz… in situ, como de costumbre. Feliz año nuevo.

• Cámara: Canon EOS 30D + empuñadura Canon BG-E4.
• Objetivo: Canon EF-S 17-85mm f/4-5.6 IS USM, en 20 mm.
• Trípode: Ninguno.
• Accesorios: Ninguno.
• Parámetros: 1/60, f/4, ISO 100. Sobreexpuesta a conciencia. Original realizada en blanco y negro. Contraste y nitidez de la cámara al máximo.
• Encuadre original.

85. luz de luna


Para quien no entienda de fotografía y no sea capaz de percatarse, la foto está hecha completamente de noche.

• Cámara: Canon EOS 5D + empuñadura Canon BG-E4.
• Objetivo: Canon EF 28-135mm f/3.5-5.6 IS USM, en 28 mm.
• Trípode: Manfrotto 190DB con rótula 484 RC2.
• Accesorios: Disparador remoto.
• Parámetros: 120 segundos, f/4, ISO 100.
• Encuadre original.

84. tierra de agua


Pues nada, que me aburría en mi casa y me fui a dar una vuelta con mi helicóptero privado, y me gustó el lago este que se veía y… que noooo, que es broma, que me subí a un cerro con 16 kilillos de nada a cuestas (no sé para qué llevo tanta mierda en la mochila, sinceramente) y me gustó cómo se veía el pueblo de Iznájar con su pantano desde allí. En la subida me divertí mucho porque alguien (o algo) tronchó una buena parte de los pinos que hay en la ladera, y estaban todos los troncos en medio de lo que podemos llamar una especie de camino, lo cual me obligó a buscar una alternativa cortando cuesta arriba por el suelo mojado y por consiguiente escurridizo. Cualquiera de vosotros os hubiérais divertido más que yo si hubiérais podido grabarme mientras me caía cuando bajaba hacia el coche (la mochila lleva mucha inercia, ¿sabéis?), pero va a ser que no había paparazzis por la zona (bueno había uno: yo :P). Espero que lo de los árboles haya sido por culpa del aire (tiene pintilla de eso). Intentaré repetir la foto a la salida del sol, que no os quepa la menor duda. Tiene que ser tela de emocionante subir el “caminito” ese de madrugada y con sueño/frío/ganasdeirmeamicasa.

• Cámara: Canon EOS 5D + empuñadura Canon BG-E4.
• Objetivo: Canon EF 28-135mm f/3.5-5.6 IS USM, en 135 mm.
• Trípode: Manfrotto 190XPROB con rótula 484 RC2.
• Accesorios: Filtro degradado azul de 1 paso (sujetado con la mano, paso de comprar el portafiltros ese o como se llame).
• Parámetros: 1/60, f/11, ISO 50, compensada en -0,3 E.V.
• Encuadre original.

83. trenecito chuchú


Esta semana toca algo tan simple como un tren con niebla. Espero que os guste.

• Canon EOS 5D + empuñadura Canon BG-E4.
• Canon EF 100-400mm f/4.5-5.6L IS USM.
• Manfrotto 190XPROB con rótula 484 RC2.
• 1/15, f/14, ISO 50.
• Encuadre original.

82. soledad


Muy buenas. Sí sí, no estáis soñando, vuelve la foto de la semana. Después de unos meses de… digamos… bajón postproductivo, reanudo de nuevo la “foto de la semana”. Ahora viene de otra forma, ya no es un fondo de pantalla, ni viene acompañada de una miniatura; ahora tiene un formato distinto. He decidido poner a las fotos un marco negro para resaltarlas un poco, a la vez que incorporan una pequeña (pequeñísima) explicación de la foto en sí, dentro del marco. La mayoría de las fotos tendrán una palabra o una especie de lema a modo de título, colocada encima de la foto, por dos motivos principales: uno es con el objeto de ilustrarla y darle cierta fuerza a la imagen (como si fuera la entrada en un artículo de una revista, por ejemplo); y el otro, dicho de una forma rápida y fácil de entender, es joder a los ladrones de fotos y “maleditores” que usan imágenes que no son suyas ni han comprado para ilustrar sus publicaciones o lucrarse a costa de un pobre fotógrafo que sólo desea mostrar su trabajo. Ya no habrá textos largos como antes (salvo excepciones), ni tendréis problemas con un excesivo tamaño en las fotos a la hora de descargarlas del correo. La primera de las fotos muestra un caballo del pasado verano. Me dirigía a última hora de la tarde con la moto a otra zona para hacer paisajes nocturnos y me encontré con la escena. Paré, saqué la cámara, el trípode y todos los cachivaches, y después de algunas tomas, unas más abiertas y otras más cerradas, unas más malas y otras menos malas, me quedo con ésta donde parece que las nubes cierran bien el encuadre por la derecha (me mola esa diagonal que hacen), y el caballo digamos que tiene una buena postura mirando hacia el lado del aire. Espero que os guste.

• Canon EOS 5D + empuñadura Canon BG-E4.
• Canon EF 100-400mm f/4.5-5.6L IS USM.
• Manfrotto 190DB con rótula 484 RC2.
• 1/100, f/5.6, ISO 200.
• Encuadre original.

martes, 18 de enero de 2011

81. líneas de expresión


Bah, la próxima vez no me llevo el flash.

P.D.: ¿Por qué no intentamos hacer un dibujito con la cámara? (v2.0)

• Canon EOS 5D + empuñadura Canon BG-E4.
• Canon 28-135mm f/3.5-5.6 IS USM EF.
• A pulso (1/10 s.).
• Luz… ambiente (sin apoyo de flash).
• Encuadre original.

80. gato jugando con la luz


¿Sabéis lo que pasa? Que muchas veces no sé lo que escribir. Hago la foto y luego no sé lo que contaros. Lo mío no es escribir, aunque os empeñéis en convencerme de lo contrario. ¿Sabéis otra cosa? me encanta hacer fotos en condiciones de luz malísimas, cuando en los manuales de fotografía nos aconsejan guardar la cámara. No sé por qué. Poca luz, contraluces, luz dura, cuando ningún balance de blancos nos sirve… y es que si no está la luz para hacer fotos… ¿por qué no intentamos hacer un dibujito con la cámara?

P.D.: Sin retocar, como siempre.

• Canon EOS 5D + empuñadura Canon BG-E4.
• Canon EF 100-400 f/4.5-5.6 L IS USM.
• A pulso (en 400mm) y con menos luz que en una olla laster (cerrada, evidentemente).
• Luz 100% natural (la que entraba por la puerta; el fondo es una pared que supongo que inicialmente era blanca pero ahora no lo es tanto, lo cual me ha ayudado bastante).
• Encuadre original.

79. la laguna está alterada


La laguna está alterada, ¿quién la desalterará? El desalterador que la desaltere buen desalterador será.
P.D.: La laguna ESTABA alterada.

• Canon EOS 30D + empuñadura.
• Tamron 200-500 f/5-6,3.
• Manfrotto 190DB con rótula 484 RC2.
• Hide y redes de camuflaje.
• Un pelín reencuadrada (anda no seáis malos, que estaban lejos).

78. el pájaro del rey salomón


Cuando usas una distancia focal de 500 mm en una cámara de fotos con un sensor más pequeño de lo normal, tiene lo que nosotros llamamos “factor de recorte”. Eso convierte esos 500 mm en un equivalente a 800 mm, que ya se nota bastante. Cuando usas un objetivo de 400 mm con una cámara que NO tiene factor de recorte, esos 400 mm siguen siendo 400 mm. De 400 mm a 800 mm no hay nada más que el doble (o la mitad si vamos marcha atrás). Para quien no sepa de fotografía y no entienda estos datos… si antes me tenía que poner cerca de los bichos, ahora si quiero hacerles una foto en condiciones me voy a tener que poner MUY cerca, pero aun así merece la pena :) En la foto, una abubilla. Esto es un claro ejemplo de lo que NO se debe hacer si lo que quieres es hacerte famoso por tus fotos. Esto es una foto de un pájaro posado en una rama sin hacer nada. Por favor, curráoslo más que yo, que para criticar servimos todos, jeje. Además, fue meterme en el hide y antes de cerrar la cremallera ya tenía a la abubilla ahí parada, esperándome. Normalmente somos los fotógrafos los que esperamos a los pájaros, pero cuando son los pájaros los que tienen que esperar al fotógrafo... en fin.

P.D.: Ya os iré pasando las “buenas”, tranquilos :D

P.D.II: Me he hecho un “facebook” (para quien hable más de lo que escribe, un “feih bu”). Pretendo llenarlo de fotos y cosas extrañas en los próximos días/meses/años (como si fuera mi segunda página web), pero primero tengo que aprender a manejarlo (ya sabéis que yo no soy informático precisamente). Ahora mismo sólo hago unos test´s extraños que te dan unos resultados que a veces mosquean y otras veces parecen ciertos, jeje. En cuanto sepa el nombre que tengo en el cacharro ese os lo digo. Si alguien quisiera echarme una manilla… :p

• Canon EOS 5D + empuñadura Canon BG-E4.
• Canon EF 100-400 f/4.5-5.6 L IS USM.
• Manfrotto 190DB con rótula 484 RC2.
• Hide sin redes de camuflaje.
• Encuadre original.
• … y una abubilla que apareció por allí por casualidad sin que nadie le invitara. Que no es una queja ¿eh? Ahora hay crisis hasta de pájaros…

77. juan perro


Una medalla para los de la “Abuela Rock”, sí señor. Aparte de lo que arriesgan por la música y por todo lo que organizan, también saben portarse con los medios de comunicación (he aquí el resultado de lo que supone estar realmente cómodo grabando y haciendo fotos en un concierto).

http://www.laabuelarock.org/

• Canon EOS 30D + empuñadura Canon BG-E2.
• Canon EF-S 17-85 f/4-5.6 IS USM.
• ¿Para qué quiero un trípode?
• Encuadre original.

76. phoenicopterus ruber


De esta misma tarde (22-03-2009).
Gracias Juan, gracias Elena, os la dedico :)
P.D.: Me estoy aficionando demasiado a las claves bajas, y eso no sé si es bueno o es malo.

• Canon EOS 30D + empuñadura.
• Tamron 200-500 f/5-6,3.
• A pulso desde el coche.
• Encuadre original.

75. lluvia


Y ahora que hace sol…
Dedicada a toda la gente que me dice una y otra vez: “Manolín, que yo no tengo la cámara que tú tienes, ¿cómo voy a hacer fotos buenas?”
Tiene moraleja.

• Tasco HZ1040 y pocos dolores de cabeza (relativamente hablando).
• Encuadre original.

74. fantasma


No es que fallaran vuestros correos, el que fallaba era yo. Por muchos motivos llevo algunas semanas sin mandaros foto de la semana, pero no os preocupéis, que esto no se acaba. No mientras yo pueda.

• Canon EOS 30D + empuñadura Canon BG-E2.
• Tamron SP AF 200-500mm f/5-6.3 Di LD (IF).
• Trípode Manfrotto 190DB con rótula 484 RC2.
• Hide y redes de camuflaje.
• Encuadre original.

73. valle de abdalajís


Baja el sol en Valle de Abdalajís, pero los parapentes todavía no bajan, párate un ratito más :D

• Canon EOS 30D + empuñadura Canon BG-E2.
• Canon EF-S 17-85 f/4-5.6 IS USM, en 72 mm.
• 1/800, f/20, ISO 400.
• Encuadre original.

72. foto-grafía


Foto: Luz.

Grafía: Escribir (dibujar).

P.D.: No os recomiendo que pongáis esta foto de fondo de pantalla durante mucho tiempo porque puede dañar el monitor. Tampoco la miréis mucho porque no es bueno para la vista.

• Canon EOS 30D + empuñadura Canon BG-E2.
• Tamron SP AF 200-500mm f/5-6.3 Di LD (IF).
• Trípode Manfrotto 190DB con rótula 484 RC2.
• Hide y redes de camuflaje.
• Reencuadrada porque estaba el bicho lejos. Está sobreexpuesta a conciencia para crear esta sensación de dibujo, la exposición es la original, NO está retocada.